jueves, 24 de enero de 2008

PLÉTORA DE SUEÑOS

Una mujer suspiro, una mujer fogonazo
cuya zona erógena es la visa oro
una rubia de muslos apretados en minifalda
me coge en su mirada que rima con diamantes
me esculpe como deseo o como capricho
que apenas diferencia pues tiene la conciencia
plagada de ceros
una mujer así, que no distingue días
de noches
salvo por el entorchado del sol que enseña canículas
y descubre la piel y aumenta el espejo de las patas de gallo
o la entereza de la luna incitante, oblonga
como una carcasa calcificada
ahí están todos sus misterios y ella
llama con un brillo de reloj a un taxi
que fisionómicamente sigue siendo un mercedes
que se inclina a sus pies y una puerta de paraíso se abre y ella
saca su pequeña lengua de entre dientes diminutos de exposición
y me invita con un gesto obsceno y aún así elegante
pero yo miro para otro lado y me excuso
"lo siento, yo no tengo pareja a quién engañar"