miércoles, 2 de diciembre de 2015

VOLUNTARIO


Lo insidioso es imprescindible:
descuelga el sueño,
impera en tu cerebro
como un francotirador
ante tu conciencia.



Existe un gradiente exquisito de tortura,
un punzón que agrieta el vacío y lo filtra
para llenarnos de pesarosa y dulce vida.



Hay que vascular la sangre hacia ese llanto
silencioso e imprescindible
como una risa invertida.



No existe poema sin desasosiego;
huye de la sebosa placidez,
con la consigna que el vacío desparrama en tu mente,
con su magma de tiempo libre ahogándonos
en el insípido ombligo.



Deja la rutina envolverte en su enjambre,
sueña en mitad del zumbido,
con otros milagros en otro papel,
en otra persona,
La felicidad alimenta sus hebras
sólo de anhelos.