lunes, 5 de mayo de 2008

CORRIENTE

El árbol sigue adscrito a las luces
de tu abierta dentellada,
sabe fumigarse de tedio
enroscando sus ramas al cielo,
olvida su savia y sus años
dejando que pueblen sus tripas
hormigas encendidas
como granos de café

las múltiples cartas del destino
trajinan con tus dudas
pero tu respiras como madera
y sólo hay una roca que sabe
atender al aplauso
que no has recibido

estancado en su movimiento
el río que eres tú olvida
el segundero mareándose
reloj arriba reloj abajo
y mientras tanto la vida transcurre
en los lados más esbeltos
de la propia biografía

todo
reposa en tus anillos